Crecí en un pueblo pequeño donde las tardes olían a pan recién hecho y a
Elena Rojas siempre creyó que el amor tenía la textura de la seda y el
Mariana tenía treinta y tres años y una rutina que, vista desde fuera, parecía un
La primera vez que escuché la frase “Mamá, no vuelvas a casa esta noche”, pensé